Covid-19: la prueba del Malvavisco

Veronica Vera
7 min readJul 11, 2020

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“La prueba del malvavisco es un famoso experimento psicológico que prueba la disposición de los niños para postergar la gratificación. A los niños se les ofrece un malvavisco, pero se les dice que pueden tener un segundo malvavisco si están dispuestos a esperar 15 minutos antes de comerse el primero. La afirmación de que a los niños con fuerza de voluntad les irá mejor en la vida no se ha sustentado bien, pero el experimento sigue siendo una metáfora útil para muchas opciones en la vida, tanto de individuos como de grupos más grandes”

Fuente: The Marshmallow Test of Life

A comienzos de junio, el economista Paul Krugman publicó la nota “Cuando un país falla en la prueba del malvavisco”, donde hace una analogía entre esta famosa prueba y la capacidad de los gobiernos para respetar una cuarentena estricta o simplemente romperla (o flexibilizarla); Y si bien habla de Estados Unidos, lo cierto es que su analogía puede ser extrapolada a muchos países del mundo:

“Una forma de pensar sobre la pandemia de la COVID-19 es que plantea un tipo de prueba del malvavisco para la sociedad.

En este punto, ha habido suficientes historias internacionales de éxito sobre cómo lidiar con el coronavirus como para darnos una idea clara de lo que se necesita para vencer a la pandemia. Primero, hay que imponer un distanciamiento social estricto el tiempo suficiente para reducir el número de personas infectadas a una pequeña fracción de la población. Luego se debe implementar un régimen de pruebas, rastreo y aislamiento: identificar rápidamente cualquier brote nuevo, encontrar a todos los que estuvieron expuestos y ponerlos en cuarentena hasta que haya pasado el peligro.

(…) Pero debes ser estricto y debes ser paciente, mantener el rumbo hasta que la pandemia haya acabado, no ceder a la tentación de volver a la vida normal cuando el virus aún está muy extendido. Entonces, como dije, es una especie de prueba del malvavisco. Y Estados Unidos está fallando en esa prueba”

Cuando terminé de leer esta nota, me quedé con un par de reflexiones; En primer lugar, me pareció muy interesante y creativa la analogía que se hizo, porque es aplicable perfectamente, es más: muchos consideran que la forma como las sociedades fueron respondiendo a la pandemia termina siendo un gran experimento social, donde se están haciendo observaciones, sacando conclusiones y haciendo recomendaciones;

En segundo lugar, pensaba que con ese punto final del párrafo de arriba donde pide “paciencia” se relaciona a un pedido que muchos analistas y expertos de diferentes campos científicos están pidiendo a los políticos: es necesario dejar la mentalidad cortoplacista (y mezquina) y empezar a pensar a largo plazo. Seguramente, ante este pedido, muchos pueden responder que es difícil dejar de pensar a “corto plazo” porque los seres humano estamos “naturalmente” (¿o evolutivamente?) sesgados hacia el “beneficio inmediato” o “gratificación inmediata”, y eso explica en parte por qué a nivel individual es tan fácil, por ejemplo, romper una dieta cuando estoy frente a un pastel de chocolate; Y el mismo efecto vemos si lo extrapolamos a nivel compañías: un CEO quiere los “mejores” números (siempre de más crecimiento) “este año”, las áreas piden lo mismo a su gente y muchas veces los números de mi área pueden entrar en contradicción con los números de tu área, con lo cual esto va dejando en evidencia que lo esto del “beneficio inmediato” nos lleva a actitudes egoístas… Y lo mismo se repite a nivel país: hoy en día ningún presidente quiere quedar mal con su economía porque no quiere que su mandato sea recordado como el de la crisis (pareciera que se olvidasen que covid-19 es global y casi nadie se salva de la crisis), ¿y adónde nos lleva todo esto?

Suelo pensar que hoy vivimos avances de la ciencia como nunca antes se vivió, pero también existe una desconexión de la realidad, creo que nos iría mejor si aplicásemos en la vida diaria lo que la ciencia va descubriendo y nos va “iluminando” y es esta la tercera reflexión que hice;

Todo lo planteado por Krugman lo relacioné con lo que hace un tiempo veíamos en este post: “Las funciones ejecutivas del cerebro”, en esa oportunidad analizaba los cambios organizacionales a la luz del siguiente comentario que nos hacía un profesor experto en neuro-educación:

Las funciones ejecutivas del cerebro son claves para el éxito de una persona en la vida en general y estas funciones son:

1- Memoria de trabajo para recordar la información

2- Flexibilidad cognitiva para adaptarnos a las nuevas situaciones (cuando cambian las instrucciones)

3-Control inhibitorio para inhibir los impulsos

(…) Si tomamos como ejemplo el teatro, se aplican muy bien estas 3 funciones: Los actores deben 1) recordar su papel (memoria de trabajo), 2) si se equivoca un compañero deben adaptarse al nuevo papel (flexibilidad cognitiva) y 3) tienen que esperar su turno para hablar (control inhibitorio)”

Pero si ahora tomamos este comentario del profesor para analizar la “prueba del malvavisco” y su extrapolación a la gestión de la cuarentena que explica Krugman, vemos que entra a jugar la tercera de las funciones enumeradas arriba: “control inhibitorio”, esto es: inhibir el impulso a terminar la cuarentena para salir a la calle y volver a la (“nueva”) normalidad. Pero si analizamos más detenidamente, vemos que las 2 primeras funciones también tienen un rol importante en la gestión de la pandemia, ¿por qué? Veamos:

i-Memoria de trabajo: como bien explica en su primer párrafo Krugman, hoy se sabe de covid-19 mucho más de lo que se sabía en enero, tanto por recomendaciones de los médicos como por experiencias de los países que comenzaron a lidiar primero con esta pandemia, es decir, hoy se sabe más sobre lo que SI hay que hacer y lo que NO hay que hacer, entonces toda esa información hay que conocerla y recordarla;

ii-Flexibilidad cognitiva: pero como aún sigue siendo algo nuevo, hay muchas cosas que aún no se conocen, o que se van conociendo día a día, por ende las recomendaciones también van cambiando, y es cuando hace falta flexibilidad de los políticos para actualizar sus mensajes y de la gente para acatarlos. Un ejemplo es el uso del barbijo, al comienzo de todo había mucha confusión sobre si su uso ayudaba o no, pero hoy en día ya no queda duda que SI salva vidas y que por ende se vuelve un “deber” usarlo, pero muchos se olvidan de ejercitar la “flexibilidad cognitiva” y se quedan “apegados” al mensaje del mes de enero cuando todos decía que “no era necesario usar el barbijo”…claro, es un poco molesto usarlos….entonces vas por la calle y ves muchos que no usan…y otros que lo usan un rato y luego se lo sacan…o caminan con el barbijo en la mano….es decir a nivel país muchos fallan el test del malvavisco, o en ejercitar este “control inhibitorio” pero a nivel individual también fallamos.

Y, la cuarta reflexión con la que me quedé, es que la prueba del malvavisco también se aplica al día a día a las compañías, hay muchos directores o jefes que necesitarían ejercitar más su músculo del control inhibitorio y tener paciencia y dar espacio para que su gente actúe, y dar tiempo para que el efecto de las acciones se haga visible. Es muy común que se cancelen proyectos sin antes haber visto ningún tipo de efectos/resultados, sean positivos o negativos, simplemente lo hacen porque “creen” que la nueva idea es mejor…o promete más crecimiento o más ganancias o promete ver resultados “más rápido” (gratificación inmediata).

En general, tengo la sensación o intuición que si los líderes o el top management de cualquier compañía, se comprometiese a guiar su trabajo diario ejercitando estas 3 funciones del cerebro: harán un cambio positivo y significativa en su gente y en la sociedad; En especial si usan más las funciones de “Flexibilidad cognitiva” y “control inhibitorio”, porque con la flexibilidad cognitiva estarán implementando un liderazgo “presente”, consciente e inteligente, esto es, lo que veíamos en este post que nos decía Ellen Langer sobre el ser/estar “consciente”:

La consciencia es el proceso de notar cosas nuevas activamente, renunciando a mentalidades preconcebidas, y después actuar con respecto a las nuevas observaciones”

Y también lo que decía Juan Luis Arsuaga de la inteligencia:

la inteligencia es desbordar el automatismo y ser flexible ante el entorno para improvisar decisiones

Y con el “control inhibitorio” de sus comentarios o acciones estarán transmitiendo un mensaje de confianza hacia su gente, estarán dando el mensaje de: “no intervengo porque confío en lo que estás haciendo” y esto es algo sumamente motivante y poderoso.

El largo camino de la evolución, nos dejó de legado muchos “instintos” naturales (como este sesgo de la gratificación inmediata) que hoy en día ya no nos son tan útiles como cuando vivíamos aun en la sabana africana y debíamos luchar a diario por nuestra supervivencia; Pero la evolución también nos legó algo que nos hace únicos y nos distingue del resto de los animales, el cortex prefrontal desde donde se manejan estas funciones ejecutivas claves, en otras palabras: los desafíos del presente y la continua complejidad del futuro nos obliga a ser más disciplinados ejercitando esta parte del cerebro que marcará la diferencia respecto a si continuaremos evolucionando o no. Y acá es importante recordar que la evolución es superar límites (como por ejemplo: ir más allá de un instinto natural como la gratificación inmediata), lo cual siempre es algo doloroso, pero es la forma como ganamos fortaleza para adaptarnos, y ese “adaptarnos” hace la esencia de la evolución.

Ps1. La nota de Krugman también pueden descargarla de este link

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Creo que necesitamos rediseñar la forma como trabajamos para el bienestar de todos. https://www.linkedin.com/in/veronicavera/

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