COVID 19: para observar y reflexionar (I)

Veronica Vera
8 min readMar 29, 2020

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En el último artículo hablaba de la confianza, y si hay algo que hasta ahora vamos viendo con esta pandemia es que lo que más falta ¡es justamente la confianza! Y esto no es algo nuevo, hace tiempo que se viene hablando de la “crisis de confianza”, tanto cuando hablamos de los gobiernos, como de los mercados y como de la sociedad en general, pero ahora es como que se hizo más “evidente”, en especial con los gobiernos.

Hay momentos históricos donde no solo nos impacta el “qué” está sucediendo, sino y por sobre todo el “cómo” se reacciona (a lo que está sucediendo), y es natural en esos momentos voltear la mirada y las expectativas hacía nuestros líderes, y es entonces donde vemos lo que nos impacta y marca. ¿Qué estamos viendo ahora? Una constante de desconfianza: los gobiernos no confían en la ciencia, no hay confianza entre países y la gente no confía en sus gobiernos.

Claro que hay casos muy positivos, principalmente algunos de los países del sudeste asiático, pero eso lo dejo para un análisis aparte, en este artículo quisiera enfatizar aquellos casos negativos, que nos molesta por su falta de sentido común, responsabilidad e incompetencia para estar a la altura de los desafíos de los tiempos actuales.

A luz de la Empatía, Lógica y Autenticidad como componentes de la confianza, estos días reflexionaba sobre cómo se reflejan esos elementos en las diferentes acciones de los diferentes gobiernos del mundo, y me encontraba con lo siguiente:

Empatía: en un momento de aflicción e incertidumbre, no me ayuda mucho que me digan “no pasa nada, tranquila”; porque estoy viendo muertes, entonces SI pasa algo. La tranquilidad que necesito que me transmitan es de otro tipo, es mostrándome con acciones que sí se esta trabajando y sí se están tomando los recaudos para que esas muertes no lleguen a la puerta de mi casa. Empatía es sentir que nuestros líderes SI perciben nuestros miedos y con sus acciones nos transmiten seguridad y nos hacen sentir que “nos cuidan”. No digas “no pasa nada”, porque eso NO es empatía. Y justamente eso que NO se debe hacer es lo que gran parte de la población de América (considerando los países más populosos) está viviendo con Trump en EEUU, con Lopez Obrador en México y con Bolsonaro en Brasil.

Estoy viviendo en México, entonces al ser una realidad más cercana (de las 3 enunciadas arriba) es la que más me indigna, en especial cuando vienen a mi mente dos ejemplos de comentarios del presidente.

Primero: a mediados de mes decía:

“Miren, lo del coronavirus, eso de que no se puede uno abrazar, hay que abrazarse. No pasa nada”. (Fuente: El gobierno de México llama a la calma y adopta medidas mesuradas frente al virus)

Segundo: hace una semana, dijo lo siguiente (y con esto se ganó un espacio en todos los diarios del mundo):

“Todavía estamos en la primera fase. Yo les voy a decir cuándo no salgan (sic), pero si pueden hacerlo y tienen la posibilidad económica, sigan llevando a la familia a comer a las fondas, a los restaurantes, porque eso es fortalecer la economía familiar y popular. No hacemos nada bueno si nos paralizamos de manera exagerada. A seguir haciendo vida normal y en su momento el presidente les va a decir cuándo hay que guardarnos”. (Fuente: López Obrador pidió vida normal en México y minimizo la pandemia: “Salgan a comer”)

Si recorremos las notas de los diferentes portales de noticia del mundo, vemos que discurso muy parecidos tuvieron Trump y Bolsonaro, y la primera sensación que me viene es que tratan a sus ciudadanos como niños. Cuando un pequeño de 3 años se cae, y viene llorando a la mamá asustado, la mamá responde: “no pasa nada, tranquilo, todo está bien”, y el niño se tranquiliza. Pero no somos niños, y SÍ paso algo, no es “normal” lo que está pasando, entonces esta ausencia de empatía se convierte en un insulto a la sensibilidad e inteligencia de la población.

Lógica: el pensamiento crítico, el “observar”, cuestionar, cuestionarte y recién dar una respuesta con “sentido común”, es decir que sea una respuesta donde debes balancear: los hechos (lo que está sucediendo), las recomendaciones de expertos, las experiencias y mejores prácticas de otros lugares, tu contexto (porque en otros lugares puede haber practicas muy interesantes, pero NO aplicables a tu contexto) y por supuesto: el propio juicio del gobernante. Claro, no es un “balance” menor el que esperamos del líder, pero es ESA lógica la que inspira confianza.

En el artículo de la semana pasada, en este punto, ponía como ejemplo al gobierno de UK, donde su primer ministro Boris Johnson impulsaba su “estrategia de mitigación” que iba en contrasentido de las prácticas exitosas de “supresión” de China o Corea del Sur (me pregunto si ahora, que él mismo está contagiado, estará reflexionando en retrospectiva y preguntándose: ¿Qué hubiese hecho diferente desde el inicio de la crisis?). Y estos días pensaba en otros dos ejemplos.

Primero: volviendo al presidente de México, quien decía el fin de semana pasado:

“Nuestro pueblo es poseedor y heredero de culturas milenarias y en eso estriba nuestra fortaleza”. (Fuente: Pese a coronavirus, pide AMLO no dejar de salir ni tomar medidas exageradas)

No me queda claro la “lógica” de relacionar la “cultura” que tiene que ver con valores, creencias, prácticas, con un “virus”, que tiene que ver con tu sistema inmune y tu cuerpo. Por otra parte, creo que Italia también podría presumir de su cultura milenaria…y eso no los protegió en absoluto de un virus.

Segundo: vamos a Europa, y el comentario que me dejo pensando lo tomó de uno de los mejores ensayos que sobre el tema leí en los últimos días, del filósofo Byung-Chul Han (es un ensayo largo pero es valioso cada párrafo), y para este punto de ausencia de “lógica” me quedé con este pasaje:

“(…) Pero también cabe observar sobreactuaciones inútiles. Los cierres de fronteras son evidentemente una expresión desesperada de soberanía. Nos sentimos de vuelta en la época de la soberanía. El soberano es quien decide sobre el estado de excepción. Es soberano quien cierra fronteras. Pero eso es una huera exhibición de soberanía que no sirve de nada. Serviría de mucha más ayuda cooperar intensamente dentro de la Eurozona que cerrar fronteras a lo loco. Entre tanto también Europa ha decretado la prohibición de entrada a extranjeros: un acto totalmente absurdo en vista del hecho de que Europa es precisamente adonde nadie quiere venir. Como mucho, sería más sensato decretar la prohibición de salidas de europeos, para proteger al mundo de Europa. Después de todo, Europa es en estos momentos el epicentro de la pandemia”. (Fuente: La emergencia viral y el mundo de mañana)

Autenticidad: mantener esa coherencia entre lo que se “es”, se “dice”, se “piensa” y se “hace”, también está siendo escasas en esta crisis. Comparto 3 notas que me hicieron pensar sobre lo que SI podrían haber hecho o estar haciendo los gobiernos y no se hizo ni se hace (al menos hasta ahora)

Primero, si consideramos que estamos ante un “virus” que NO conoce de fronteras, y si aceptamos que carecemos de un sólido liderazgo internacional, ¿Por qué no nos apoyamos en la Organización Mundial para la Salud? Aunque es una organización preparada para jugar el rol de gran coordinador, lo cierto es que NO lo están escuchando.

Fuente: https://www.elobservador.com.uy/nota/la-oms-tiene-un-plan-contra-el-coronavirus-pero-pocos-paises-lo-siguen-20203225033

Segundo, tomo algunos pasajes de esta entrevista que se le hacen a un médico español, donde enfatiza la falta de previsión del gobierno, y que considerando los datos que da, también queda claro la desconexión entre la ciencia y la política.

“La transmisión de una infección depende de tres factores: el número de contactos que una persona tiene, la capacidad del patógeno para transmitirse y la capacidad de infección. Usando estos parámetros nos dimos cuenta enseguida de que un solo caso en una localidad podía sembrar una epidemia y la llegada de tres casos era un riesgo de hasta el 60% de que hubiera un brote a nivel local. Cuando hay 20 o 30 casos, ya es imparable y hay que hacer estrategias de control más agresivas.

(…) Desde el momento inicial, no hemos tenido la capacidad de hacer unos análisis epidemiológicos detallados para comprender cuál era la situación. Nos hemos basado en el número de casos que había en el día a día en lugar de predecir qué es lo que podía suceder en el futuro. Ese mensaje de calma ha sido perjudicial para hacer una planificación adecuada. Si tomas las decisiones en base al número de casos que ves aquel día, esos casos se infectaron hace ya una semana y significa que en ese momento ya estás mucho peor.

Aquí ha habido tres errores: primero, una incapacidad para hacer previsiones; segundo, un error de la comunicación, que ha sido opaca y ha perjudicado a los gestores y planificadores sanitarios para poderse preparar y tomar decisiones antes de que llegara la crisis y no durante; y tercero, las dudas a la hora de tomar decisiones críticas, hay que ser taxativos y ejecutar los planes sin perder tiempo en reuniones y dubitaciones. (Fuente: La epidemia de coronavirus era evitable”)

Aunque este médico habla de España, su mensaje final es extrapolable a muchas latitudes, los líderes fallaron en la comunicación, en la preparación, y en lo dubitativos que fueron para ejecutar con rapidez. Esa falta de coherencia y determinación no inspira confianza.

Tercero, en una entrevista que le hacen al historiador Yuval Harari, enfatiza mucho la falta de colaboración entre los países y la tardanza en sentarse a hablar, y ante la pregunta sobre cómo debería ser el plan que se debería estar trabajando nos dice lo siguiente:

Uno, compartir información fiable: los países que están pasando por la epidemia deberían enseñar a los que todavía no la están atravesando. Dos, coordinar la producción mundial y la distribución equitativa de equipo médico esencial, como material de protección y máquinas respiratorias. Tres, los países menos afectados deberían enviar médicos, enfermeras y expertos a los países más afectados, tanto para ayudarles como para adquirir experiencia. Cuatro, crear una red de seguridad económica mundial para salvar a países y sectores más afectados. Cinco, formular un acuerdo mundial sobre la preselección de viajeros, que permita que un pequeño número de personas esenciales sigan cruzando las fronteras”

(Sobre el punto 4, en esta entrevista se explaya un poco más, básicamente explica algo que se ve en muchos lugares: los gobiernos se demoran en tomar medidas estrictas porque afectará a todas las personas que viven “el día a día” en una economía altamente informal)

Y a continuación le preguntan que enseñanza nos podemos llevar de la lucha contra el coronavirus para usarse contra el cambio climático y me parece muy interesante y acertado su punto:

Una lección clave de la lucha contra el coronavirus es que debemos pensar en la atención sanitaria en términos globales en lugar de nacionales. Proporcionar una mejor atención sanitaria a iraníes y chinos ayuda a proteger a israelíes y estadounidenses. El mismo tipo de lógica se aplica al cambio climático. Otra lección es que ahorrar dinero a corto plazo puede costarnos mucho más cuando una crisis golpea. Los países que han ahorrado dinero en los últimos años recortando los servicios de salud ahora pagarán mucho más como resultado de la epidemia. Del mismo modo, si intentamos ahorrar no haciendo nada sobre el cambio climático, también causará un enorme daño a largo plazo. (Fuente: “La mejor defensa contra los patógenos es la información”)

Creo que son todos puntos de “sentido común” en el contexto global actual y esperable si juzgamos a tenor de que en cada encuentro o foro mundial se pregona la necesidad y voluntad de trabajar por el bienestar de toda la humanidad, pero se está lejos de actuar en consecuencia.

Ser líder e inspirar confianza en tiempos de paz y tranquilidad es muy difícil, hacerlo en tiempo de crisis es una tarea titánica pero ¿quien dijo que ser líder era una tarea fácil?

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