El propósito de los Dawabbalas
“Lo que hace Adhav es esencialmente distinto de repartir una pizza de Domino’s. Él ve a un miembro de la familia a primera hora de la mañana, y más tarde ve a otro. Ayuda a que el primero alimente al segundo, y el segundo siente gratitud hacia el primero. Adhav es el tejido conector que mantiene unidas a las familias. El repartidor de pizza puede ser eficiente, pero su trabajo no tiene trascendencia. Adhav, sin embargo, es eficiente porque su trabajo tiene trascendencia”
Los “Dawabbalas”, son los repartidores de comida de Bombay, en India. Transportan las comidas en bolsas de telas a través del caos de una ciudad de 12 millones de habitantes y hacen sus entregas con una precisión y puntualidad extraordinaria, usando solo sus bicicletas y los trenes.
Dan Pink toma el caso de los dawabbalas para ilustrar los 3 niveles a los cuales un equipo debe sincronizarse a fin de ser exitoso o entregar valor:
1-Al nivel del jefe: como un criterio externo que estable ritmo y hace que la mente colectiva se concentre, en el caso de los dawabbalas
“su jefe es el tren de las 10.51 horas que sale de la estación, si lo pierden: su entrega no llega a tiempo”
2-Al nivel de la tribu: dando un sentido de pertenencia y ayudando a los individuos a cohesionarse, esto NO solo da satisfacción sino que ayuda a mejorar el rendimiento en el trabajo. En el caso de los dawabbalas
“sus compañeros walas son distinguidos con la gorra blanca, que hablan su misma lengua y conocen el críptico código con el que organizan las latas cilíndricas que lleva la comida”
3-Y al nivel del corazón: dando un propósito que ayuda a trabajar con armonía, y produce bienestar. En el caso de los dabbawala
“los dos pilares fundamentales de su credo son el trabajo, que es un culto y el cliente que es dios, aunque realizan un trabajo difícil y físicamente agotador, saben que NO solo dan de comer a las personas, sino que por sobre todo: mantienen unidas a las familias”.
Fuente: “Cuando”. Dan Pink. Capítulo 6
Ps. en una parte de su relato, Pink pide que nos imaginemos que estamos frente a un inversor de capital de riesgo y le proponemos la siguiente idea de negocio:
Seguramente para quien escucha la idea, hoy en día, no le parecerá para nada atractiva, pero es esto lo que los dawabbalas hacen desde 1890. Sin smarthphones (no avisa con una llamada antes de llegar a buscar la comida en una casa), sin escáneres decódigos de barras, sin GPS (los clientes no ven por donde va como si fuese un coche de Uber). Y con un índice de error de 1 en 16 millones.
