Tu “código postal” es más importante que tu “código genético

Veronica Vera
16 min readAug 23, 2020

--

“El diseño de nuestro estudio, sin embargo, fue motivado no solo por la hipótesis de que el estado del cuerpo de una persona podría “retroceder”, si pudiéramos cambiar la mente de esa persona a donde estaba hace 20 años, sino por una hipótesis alternativa. Esta hipótesis asumió que se necesitaba una cierta medida de atención plena (mindfulness) para que los hombres de ambos grupos participaran en esta novedosa experiencia, pero que se requería un mayor grado de atención plena del grupo experimental ya que tenía que cumplir con un conjunto de instrucciones más elaboradas que los dados al grupo de control.

Si fue esta mayor actividad consciente la que ocasionó nuestros resultados, entonces, en principio, cualquier actividad intensa de atención consciente podría haber servido para lograr nuestros resultados (por ejemplo, componer una ópera, como lo hizo Verdi en sus setenta). En cualquier caso, especialmente a la luz de todas las investigaciones anteriores discutidas, el punto más importante es que algunos de los signos de envejecimiento “irreversibles”, medidos objetivamente, se alteraron como resultado de la intervención psicológica.

Los ciclos regulares e “irreversibles” de envejecimiento que presenciamos en las últimas etapas de la vida humana pueden ser producto de ciertas suposiciones sobre cómo se supone que uno envejece. Si no nos sintiéramos obligados a llevar a cabo estas mentalidades limitantes, podríamos tener más posibilidades de reemplazar años de declive con años de crecimiento y propósito” (Fuente: Langer, Ellen. (2014). Mindfulness. Chap 6. Putting Age in Context: An experiment)

En el trabajo de Ellen Langer, hay dos experimentos sumamente famosos e interesantes, aunque me sorprende lo poco que se habla de ellos y lo poco que se los tiene presente para extrapolarlos a muchas realidades, en especial la laboral, y si bien ambos experimentos tienen más de 40 años: su vigencia sigue intacta. De uno de ellos hablamos en el último post, donde el foco era conocer el impacto de la toma de decisiones y la responsabilidad (entre los residentes de un hogar de ancianos) y del otro experimento quiero hablar ahora, donde además de comprobar las 2 hipótesis con las que comienza este post, nos dio luz sobre algo que cientos de experimentos e investigaciones posteriores (en especial en el cambo de las Ciencias del Comportamiento) comprobaron con más y más frecuencia: el contexto importa ¡y mucho!. Veamos cómo nos narra Langer el experimento (la traducción la hice yo, porque la versión del libro de la cual tomé el texto está en ingles) :

(…) En un grupo de ancianos, intentamos invocar un estado de ánimo que habían experimentado hace 20 años, y ver si sus cuerpos también “retrocedían” a un estado más juvenil. El intento podría verse como un experimento de control de contexto.

Solicitamos la ayuda de un grupo de hombres mayores que aceptaron tratar de ubicarse en un contexto alterado en el tiempo y permitirnos tomar medidas tanto físicas como psicológicas. Estos hombres tenían entre 75 y 80 años, e íbamos a fomentar el estado de ánimo que tenían a los 55 años. Sabíamos que esto no se había hecho antes, y cualquier resultado positivo sería significativo ya que la vejez se toma como un camino de una sola vía hacia la incapacidad. Los cambios fisiológicos demostrables confirmarían que los factores psicológicos contribuyen a la forma en que los humanos envejecen y se desarrollan (…)

Probamos nuestra hipótesis comparando los efectos de 2 experiencias: en una, los participantes hicieron un intento psicológico de ser la persona que eran hace 20 años; y en el otro, los participantes simplemente se concentraron en ese pasado de hace 20 años. Diseñamos el estudio para que, en lo que respecta al contenido, los 2 grupos estuvieran ocupados con pensamientos esencialmente similares. La principal diferencia entre los 2 grupos que podría explicar cualquier diferencia en los resultados sería el contexto en el que tuvieron lugar las 2 experiencias.

El contexto para el grupo experimental era como eran las cosas hace 20 años, mientras que para el grupo de control el contexto era el presente. El desafío era poner al grupo experimentalen contexto” y luego hacer que siguieran con su rutina habitual. (…) Hicimos los arreglos para llevarlos a un retiro en el campo durante 5 días, donde se les animó a través de accesorios e instrucciones a retroceder al pasado o ver el pasado desde el presente. En consecuencia, para el grupo experimental, toda la conversación sobre el pasado debía llevarse a cabo en tiempo presente, mientras que para el grupo de control la conversación sobre el pasado estaba en tiempo pasado.

Se realizaron varias mediciones antes de que comenzara la semana experimental y nuevamente al día 5. Algunos se repitieron a lo largo de la semana. Se midieron la fuerza física, la percepción, la cognición, el gusto, la audición y los umbrales visuales. Las medidas particulares utilizadas reflejan los “marcadores biológicos” recomendados por los geriatras. (Curiosamente, estos médicos dijeron que no había marcadores claros) Las medidas incluyeron lo siguiente: agarre de la mano, ancho de los hombros, pliegue cutáneo del tríceps, longitud de los dedos, peso, altura, marcha y postura. Medimos la visión con y sin anteojos y administramos una serie de pruebas de laberinto para hacer con papel y lápiz que evaluarían la velocidad de finalización y precisión. En una prueba de memoria visual, se pidió a los participantes que miraran un dibujo de una figura durante 10 segundos y luego esperaran 10 segundos antes de reproducir la figura de memoria con papel y lápiz. (…)

A los participantes elegidos para el experimento se les había enviado un paquete de información por correo que contenía un programa para la semana que mencionaba las pruebas, las comidas, las discusiones, las actividades de cada noche, instrucciones generales, un plano del lugar del retiro que incluía la ubicación de sus habitaciones y un pedido para que no trajesen revistas, periódicos, libros o fotografías familiares más recientes que 1959. También habíamos solicitado previamente fotografías de los participantes del pasado reciente y de hace 20 años. El grupo que iba a dar un paso hacia el pasado recibió las fotografías de cada uno de sus compañeros miembros del grupo como aparecieron aproximadamente 20 años antes, mientras que el grupo de control recibió fotografías recientes. La información en el paquete también incluía sugerencias detalladas sobre qué ropa llevar.

(…) Al grupo de control se le dijo una vez más que debían concentrarse en el pasado. Les pedimos que se ayudaran mutuamente a hacer esto. Les dijimos que teníamos motivos para creer que las discusiones que habíamos planeado para ellos, junto con las otras actividades, que tendrían lugar en un entorno muy hermoso, podrían tener efectos muy positivos en ellos. Podrían mejorar su salud física y su bienestar psicológico. “De hecho”, dijimos, “puede que te sientas tan bien como en 1959”.

En contraste, los comentarios de orientación para el grupo experimental enfatizaron que la mejor manera de aprender sobre el pasado puede no ser a través de la simple reminiscencia. Más bien, deberíamos intentar volver lo más completamente posible en nuestras mentes a esa época anterior. “Por lo tanto, iremos juntos a un retiro muy hermoso donde viviremos como si fuera 1959. Obviamente, eso significa que nadie puede discutir nada de lo que sucedió después de septiembre de 1959. Es su trabajo ayudarse mutuamente a hacer esto. Es una tarea difícil ya que no le pedimos que “actúe como si fuera 1959” sino que se dejen ser quienes eran en 1959. Tenemos buenas razones para creer que, si tienen éxito en esto, se sentirán tan bien como se sentían en 1959”.

(…) Habíamos traído muchos accesorios para el grupo experimental, incluidas revistas como Life y The Saturday Evening Post para la misma semana de 1959, y los pusimos en la habitación de cada hombre. Para el grupo de control también había revistas antiguas disponibles, pero eran de varios años anteriores, no solo de esa semana en particular de 1959.

El programa consistió en parte en discusiones estructuradas 2 veces al día, seguidas de un almuerzo y luego otra discusión. La cena y el tiempo libre por la noche fueron seguidos de una actividad planificada. Las discusiones fueron sobre temas bien definidos, liderados por moderadores preparados con anticipación. Cada discusión comenzaba con una cinta de audio de 3 minutos sobre el pasado reproducida a través de una radio vieja (para el grupo experimental) o una radio nueva (para el grupo de control. (…)

(…) La primera noche se proyectó una buena película de 1959, “Anatomía de un asesinato”. Inmediatamente después de la película, los participantes recibieron copias de las preguntas para discutirlas al día siguiente. El formulario decía: “Dos de las películas que competían por los Oscar de 1958 eran “Auntie Mame” y “Cat on a Hot Tin Roof”. ¿Cuál fue mejor y por qué?”. Los hombres fueron interrogados sobre las películas. Entonces comenzó la segunda discusión del día, tenía que ver con el deporte: “De estos siguientes nombres, ¿quién crees que es el mejor jugador? ¿Por qué? Bill Russel, Johnny Unitas, Mickey Mantle, Wilt Chamberlain, Floyd Patterson, Ted Williams, Frank Gifford, Bob Cousy, Warren Spahn, Maurice Richard” (…)

(…) A última hora de la tarde del cuarto día de su estancia y en la última mañana se volvieron a tomar todas las medidas físicas y psicológicas. Se agregó una prueba de tiempo de reacción, midiendo la velocidad de recuerdo de personas que eran conocidas en 1959. (…)

(…) También en el último día se grabaron la forma de andar y las posturas de los hombres para compararlos con las cintas anteriores. Las discusiones se grabaron en video para ver cómo la participación y la facilidad para conversar en tiempo presente sobre el pasado habían cambiado durante la semana. Las comidas se grabaron en video para documentar cuánto y con qué vigor comieron los hombres y también si tomaron lo que necesitaban de la cocina sin esperar a que les sirvieran, si limpiaron después de sí mismos, etc.

Nuestros resultados se dividieron en 2 clases. Primero, hubo medidas en las que tanto el grupo experimental como el de control mostraron una mejora significativa al final del experimento en comparación con su nivel de rendimiento inicial en el hogar antes de este experimento. Estas diferencias antes / después son dignas de mención, ya que contrastan con las disminuciones psicológicas y físicas que solemos asociar con el envejecimiento. El cambio de contexto en este estudio parece haber producido una mejora general en estas medidas.

Los hombres en su conjunto parecían más jóvenes unos tres años después del experimento. Los jueces independientes evaluaron fotografías faciales al principio y al final del estudio. Aunque la iluminación y la impresión se mantuvieron constantes, los participantes parecían más jóvenes al final de la semana. También hubo una tendencia uniforme a mejorar la audición. La mejora en el funcionamiento psicológico se hizo evidente en ambos grupos por su desempeño cada vez más eficiente en la tarea de memoria durante el transcurso del experimento.

Los hombres de ambos grupos comieron abundantemente y, para bien o para mal, aumentaron un promedio de más de 1 kilogramo durante la semana. (…) Y, finalmente, la fuerza de la mano aumentó de manera constante durante la semana para ambos grupos. Al segundo día, los hombres participaron activamente sirviendo sus comidas y limpiando una vez que terminaron. Esto supuso un gran cambio respecto de su evidente dependencia de los familiares que inicialmente los llevaron al estudio. Todos estaban funcionando de forma independiente casi tan pronto como llegaron al lugar del retiro.

(…) No podemos estar seguros de a qué atribuir estos cambios. Los participantes de ambos grupos comieron bien y durmieron bien, probablemente mejor de lo que estaban acostumbrados en casa. Fueron tratados con más respeto y se les dio más responsabilidad de lo que es típico para los ancianos. De hecho, desde el principio se vieron empujados a una situación diferente a todo lo que habían experimentado recientemente. Cuando el grupo de control llegó por primera vez al retiro, sucedió que los estudiantes de doctorado y posdoctorado que estaban ayudando con el experimento estaban en algún lugar recogiendo los equipos de trabajo, de modo que nadie estaba allí para ayudar con las maletas de los participantes. Miré todas las maletas. Miré a los participantes y luego de nuevo a las maletas. Abrumada por la idea de llevarlos yo mismo, les dije a los hombres que podían llevarlos a sus habitaciones poco a poco o desempacarlos donde estaban y llevar los artículos a sus habitaciones de uno a uno si era necesario. Decidieran lo que decidieran, eran responsables de manejar su propio equipaje. Este fue un gran cambio con respecto a los mimos y los excesos de ayuda a los que se habían acostumbrado.

Quizás lo más importante es que se animó a estos ancianos a que tomaran un gran control sobre sus vidas. Otra investigación que ya hemos discutido sugiere que esta variable es realmente poderosa. Hacer pedidos a los ancianos, como lo hicimos aquí, bien puede haber sido un factor importante para revertir muchas debilidades de la vejez para ambos grupos de participantes.

Las diferencias entre los 2 grupos en este estudio van desde lo sorprendente hasta lo sugerente. Nuestra medida de flexibilidad articular y longitud de los dedos aumentó en un grado significativamente mayor para el grupo experimental que para el grupo de control. De hecho, la longitud de los dedos aumentó en más de un tercio del grupo experimental y permaneció igual para el resto del grupo, mientras que un tercio del grupo de control empeoró en esta medida. También hubo un mayor aumento en la altura del asiento para el grupo experimental que para el grupo de control.

También habían ganado más peso y tenían mayores aumentos en el pliegue cutáneo del tríceps y la amplitud de los hombros. El rendimiento en los laberintos, nuestra medida de destreza manual también mostró una diferencia en los dos grupos. Los sujetos experimentales mostraron mayor destreza manual. Sus errores disminuyeron mientras que aumentó el número promedio de errores para el grupo de control. Al evaluar la visión sin gafas, la visión del ojo derecho mejoró en el grupo experimental y empeoró ligeramente en el grupo de control.

Además de estos cambios físicos, encontramos mejoras en las pruebas psicológicas. La más importante de estas diferencias se produjo en las pruebas de inteligencia que administramos (símbolo de dígito, prueba de sustitución). Nuevamente, el grupo experimental en su conjunto mejoró mientras que el desempeño del grupo de control empeoró un poco con el tiempo. Más de la mitad del grupo experimental mejoró, mientras que el rendimiento de una cuarta parte de los sujetos de control disminuyó.

(…) En conjunto, estos resultados son impresionantes, dada la forma en que casi todos vemos el envejecimiento. En estos hombres en una edad en la que el crecimiento y el desarrollo se consideran detenidos o en declive, se encontraron cambios de todo tipo, la mayoría de ellos positivos (…) (Fuente: Langer, Ellen. (2014). Mindfulness. Cap 6. Putting Age in Context: An experiment)

En el campo de las ciencias sociales, este es de los experimentos que más me llamó la atención y al releerlo siempre me deja con nuevas reflexiones, y la verdad que lo primero que viene siempre a mi mente, es esta frase (la vimos en este post) que dice: “tu código postal es más importante que tu código genético”, en otras palabras: ¡se trata del contexto!

Si definimos el contexto (tomando la definición que nos da el profesor Carlos Gershenson) como el “conjunto de circunstancias y condiciones que rodean y determinan una idea, teoría, proposición, conceptos o hechos”, vemos que esto de hablar de la importancia del contexto tiene un doble sentido: se trata de “crear” y se trata de “observar” el contexto. El “crear” yo lo veo como un “derecho”: todos tenemos la capacidad de dejar nuestra “impronta” donde sea que vayamos, de que nuestra voz sea escuchada, de hacer “la diferencia”; Y el “observar” lo veo como una responsabilidad y una necesidad que cobra especial relevancia en los tiempos actuales.

CREAR contextos

i) Al contexto lo hacemos las personas, por eso sucede que, en una misma compañía podés tener un área con un contexto que te ayuda a florecer y otra área con un contexto tóxico: donde hay desconfianza, te “roban” la libertad, te quitan la energía y te matan la creatividad y el entusiasmo; ¡y es la misma compañía! Pero…los grupos de personas son diferentes o lo que es más importante: el líder es otra persona. Y entonces es suficiente que cambies de piso o de sala…y ya sientes o que te dejan sin vida o que te dan vida, así de simple.

Pero…si las personas “hacemos” los contextos, y si la esencia del ser humano es ser (entre otras cosas) apasionado, creativo y resiliente, cuando las organizaciones no reflejan esas características, significa que hay dos aspectos de la realidad a enfrentar: a) esas organizaciones son menos humanas que nosotros y b) algo estamos haciendo nosotros para crear, mantener y/o tolerar organizaciones y contextos inhumanos.

Y así como tenemos el “poder” de crear contextos “inhumanos”, claro que también tenemos el poder (¡y el derecho!) de crear contextos “sanos”, y esto es algo que veíamos hace un par de semanas atrás cuando compartíamos las “prácticas” para impulsar la seguridad psicológica; Cada una de esas prácticas: preparar el escenario, invitar a participar y responder de forma productiva, están impulsando un determinado tipo de contexto de trabajo, un contexto sano.

No obstante, independientemente de las prácticas o acciones que se implemente, que en cada contexto va a emerger con sus propias particularidades, creo que lo importante es entender el “por qué” necesitamos crear contextos sanos, y en esto veo muy oportuno un comentario de Gary Hamel, que le escuché en un webinar de estos días, y decía: “Cada institución es un conjunto de opciones sobre la mejor manera de organizar a los seres humanos a la luz de algún objetivo en particular”, y creo que todos podemos jugar un rol muy importante en eso de elegir las mejores “opciones” para organizarnos, manteniendo siempre presente que el objetivo es crear organizaciones que brinden a cada ser humano la oportunidad de prosperar.

ii) Para crear es importante creer; ¿Qué significa esto de “creer”? Además de recuperar la confianza en la gente, tener esa “visión positiva de la gente” (de la que hablamos en este post), es importante creer que nuestro potencial de crecimiento y desarrollo es infinito siempre y cuando se den las “condiciones adecuadas”; De alguna forma es tomar esa idea de la que nos habla la profesora Carol Dweck de la “mentalidad en crecimiento” como contraposición a una “mentalidad fija”; Si considero que hay problemas que no puedo resolver y hay cosas que no puedo aprender y a los demás los veo igual, entonces tengo una “mentalidad fija” con lo cual no voy a invertir en “crear” contextos diferentes porque “se” que la gente no lo va a aprovechar, en cambio, si considero que tanto yo como todo el mundo puede aprender continuamente y todos los problemas son “desafíos” para desarrollarnos, entonces estoy partiendo de una “mentalidad en crecimiento” con lo cual SI me va a interesar invertir mi tiempo y esfuerzo en crear contextos que impulsen ese potencial porque SI creo que va a tener un impacto, si creo que la esencia del ser humano es florecer en terreno abonado 😊

OBSERVAR el contexto

iii) Acá es necesario regresar al foco central de todo el trabajo de Langer durante estos últimos 40 años: el mindfulness y a la definición que ella nos da:

“La consciencia plena (mindfulness) es el proceso de notar cosas nuevas activamente, renunciando a mentalidades preconcebidas, y después actuar con respecto a las nuevas observaciones”

Retomando lo que decíamos de las “mentalidades fijas” en el párrafo anterior, claramente en esto de “notar cosas nuevas activamente” debemos dejar de lado ese tipo de mentalidad y necesitamos estar muy atento a nuestro alrededor para “ver” toda la información nueva y para “identificar” cualquier nueva perspectiva; Si entendemos que no hay contextos “fijos”, sino que todos los contextos son dinámicos, cambian continuamente en el espacio y en el tiempo, y si entendemos que es necesario “observar” para poder fluir, entonces no solo nos vamos a enriquecer con nueva información y perspectivas, sino que vamos a salir de ese “automatismo” tan prevaleciente hoy en día, y ganaremos flexibilidad para adaptarnos. La “adaptación” que es la esencia y objetivo central de la evolución, no es posible sin observar mi contexto: los cambios que me demanda y las oportunidades que me ofrece.

¿Ejemplos de “observar” el contexto?

iv) Hace un tiempo, cuando hablábamos de “Team & Teaming”, Amy Edmondson decía que esta distinción nació de “observar el contexto actual” ¿y cómo es? Ella enumeraba los siguientes puntos extraídos de sus observaciones:

“1) Nos manejamos al ritmo de las operaciones globales, que son complejas, cambiantes, rápidas e inciertas (entre otras cosas), 2) Muchos tienen turnos de trabajo 7/24, y con horarios cambiantes, 3) Son más frecuentes los proyectos “cross-profesiones”, es común encontrarnos con equipos de diversas especialidades colaborando sobre un mismo problema (porque en diferentes momentos de su resolución, necesitas diferente expertise), es decir: ya no hay “roles fijos” y 4) Se vuelve más común trabajar sobre cosas que nunca antes se hicieron”.

Y todo esto daba lugar al teaming: “trabajo en equipo sobre la marcha”, es decir, al observar el contexto actual y las nuevas necesidades que plantea es que puedo hacer propuestas de cómo organizarnos como equipo.

v) Hay algo que continuamente repito en las iniciativas de transformación organizacional: las practicas a implementar deben considerar y reflejar las necesidades y oportunidades locales, que dependen del contexto, eso es un “diseño centrado en el empleado” y no “by the book” que es lo que más prevale en muchos lugares hoy en día. Justamente hace poco me encontré con el siguiente texto:

“Los consultores, investigadores y profesionales a menudo observan cierto éxito, buscan atributos comunes entre ellos y proclaman que esos atributos pueden llevar a otros a tener éxito. Esto simplemente no funciona “.

(…) Los tomadores de decisiones a menudo no hacen preguntas clave, como: ¿Qué es diferente en este proyecto? ¿En qué circunstancias es probable que funcione (…)? y, ¿estoy haciendo esto porque alguien más lo está haciendo?

La adopción de las mejores prácticas se ha convertido en la razón para hacer algo en sí mismo. Después de todo, es difícil desafiar la lógica de las mejores prácticas. Pero ¿qué significan las mejores prácticas? ¿Para quién son mejores? ¿Qué los hace exitosos? ¿Podemos replicarlos en nuestra empresa? ¿Cultura? ¿Circunstancia? ¿Tenemos las habilidades necesarias? ¿Cuáles son los efectos secundarios? ¿Cuáles son los incentivos? … La mayoría de las veces, adoptamos una solución sin comprender en qué condiciones tiene éxito o falla. (Fuente: Farnam Street. “Information without context”)

Este comentario lo vi muy oportuno para quienes lideran iniciativas de transformación, porque el “observar” tu contexto te llenará de preguntas…que a su vez te impulsará a ensayar diversas respuestas y que eventualmente dará lugar a que emerja las mejores prácticas de TU compañía, y NO de compañías ubicadas en el otro lado del mundo, con contextos culturales, sociales, políticos y económicos diametralmente opuesto al que hoy enfrentas en tu organización. Las “buenas (o mejores) prácticas” no deben ser adoptadas como un “mandato divino”, sino que las debes ver como tu fuente de inspiración: para cuestionar tus supuestos, principios y prácticas organizacionales, para explorar perspectivas diferentes y para crear nuevas oportunidades.

Los dos experimentos que vimos de Langer, del post anterior y de este de hoy, están muy relacionados y te llena de evidencias del potencial infinito del ser humano; En el experimento de las plantas que se les da a los ancianos para que la cuiden vimos como el empoderar mantenía con vida a las personas (los ancianos) y en el ámbito laboral, el empoderar no solo te ayuda a gestionar la complejidad del presente sino que motiva a las personas, las predispone de forma diferente porque reciben un “voto de confianza inmenso”; En este experimento, del retiro de 5 días, también conocido como “counterclockwise” (el sentido de esta palabra es “antihorario” o “en sentido contrario a las agujas del reloj”), vimos que el cambio de contexto no solo te mantiene con vida: ¡¡¡te rejuvenece!!!; en el ámbito laboral un contexto diferente nos sana (tanto física como psicológicamente) y nos inspira. Y una persona sana e inspirada, es valiente, perseverante, imaginativa, apasionada y compasiva todo lo que hoy se necesita ante los desafíos presentes y futuros.

Ps. Posts relacionados:

¿Cuán importante es mantener el “poder de decisión”?

The Upstream Doctors

Prácticas para impulsar la “seguridad psicológica”

¿Por qué debemos cambiar la forma cómo trabajamos? Y… ¿por donde comenzamos?

Consciencia Plena e Inteligencia (y nuestra exigencia al top management)

Team & Teaming

¿Qué es lo que impulsa un “cambio de mentalidad”?

--

--

Veronica Vera

Creo que necesitamos rediseñar la forma como trabajamos para el bienestar de todos. https://www.linkedin.com/in/veronicavera/