Hoy en día: ¿qué es un “buen trabajo”?

Veronica Vera
15 min readOct 19, 2022

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“¿Cómo te sentirías en el trabajo si…

… Tuvieras derecho a diseñar tu propio trabajo?

… Tu equipo fuera libre de establecer sus propios objetivos y definir sus propios métodos?

… Te animaran a desarrollar tus habilidades y asumir nuevos desafíos?

… Nunca te sintieras agobiado por reglas sin sentido y trámites burocráticos?

… Sintieras confianza de usar tu mejor juicio en cada situación?

… Fueras responsable ante tus colegas en lugar de ante un jefe?

… No tuvieras que perder el tiempo en adulaciones o en juegos políticos?

… Tuvieras la oportunidad de ayudar a dar forma a la estrategia y la dirección de tu organización?

… Tu influencia y compensación dependieran de tus habilidades y no de tu rango?

… Nunca te dieran razón para sentirte inferior a los de arriba?”

(Fuente: Hamel, Gary y Zanini, Michele. (2018). “Humanocracy. Creating organizations as amazing as the people inside them”. Preface.)

Una colega amiga me hace una consulta, sobre cambiar o no su actual trabajo, me dice: “todo bien donde estoy ahora, pero estoy recibiendo una propuesta muy interesante de otro lugar”. Me explica el contexto de ambos lugares: ambiente laboral, desafíos, perspectivas de crecimiento profesional, dinámicas de trabajo, estilos de liderazgo, relación entre los jefes y sus colegas, etc, etc, etc, pero su mayor énfasis o donde con frecuencia regresaba durante su explicación, era en el tema dinero; Cuando hablaba de la nueva propuesta, sus comentarios eran del estilo: “La oferta salarial del nuevo trabajo es superior al actual trabajo: ¿la acepto así o pido más?”; Cuando hablaba de su actual trabajo, reflexionaba: “Técnicamente soy excelente, si les digo que me voy, van a querer negociar: ¿Cuánto pido para que me retengan?”.

Ella es muy consciente que es talentosa y que sus conocimientos técnicos son escasos en el mercado, por ende, tal cual lo expresó, de su actual trabajo NO van a querer perderla fácilmente y del nuevo-posible trabajo tratarán de complacerla para que se vaya con ellos. Entonces a medida que avanzaba la conversación, ella fue enfocando su consulta para terminar con un: “¿Qué recomendación me das para negociar mi salario en ambos lugares?”. Yo le recordé, que no soy la persona adecuada para responder esa clase de consultas: simplemente no tengo talento para las finanzas ni los números (felizmente en casa hay una experta que se encarga de ese tema 😊); No obstante no poder ayudarla en lo que puntualmente me pedía, SI le dije que tenía otros comentarios que quería compartirle para que los considere en sus reflexiones, en especial porque los vi ausente a lo largo de su discurso o no percibí que le diera la importancia que se merecen.

i. ¿Sos consciente del “privilegio” que tenés?

“En México muchos creen ser clase media pero no es así. El 61 por ciento de la población se identifica como tal pero solo el 12 por ciento lo es. (…) mexicanos que ganan 120.000 pesos mensuales (6 mil dólares), por ejemplo, creen que tienen un sueldo “promedio” cuando en realidad ganan más que el 90 por ciento del país. (…) para ser clase media necesitarían ganar 64.000 pesos mensuales (3.200 dólares) para una familia de cuatro integrantes, un nivel salarial que solo gana el 10 por ciento más rico de México”. (Fuente: Ríos, V. (6 de julio de 2020). “No, no eres clase media”. The New York Times. Opinión)

Le comenté estos datos que tan claramente explica Viridiana Ríos en esa nota referenciada, y le dije que ya sea que continúe en su actual trabajo o se cambie de trabajo, a nivel salarial, continuara estando en un grupo “privilegiado”; No me malinterpreten, no es que NO considere importante el dinero (más cuando eres el único sostén de tu familia o NO eres parte de ese grupo privilegiado), solo que le enfatice que ella tiene el “privilegio” de pensar en algo más que sólo el dinero, no debe vivir a diario con el estrés de si llega o no a fin de mes, con lo cual goza de una libertad que no todos tienen: buscar tener un “buen trabajo”.

Además le dejé claro que podía percibir que tenía muy claro el valor de su trabajo y no le veía ninguna duda sobre como negociar sus pretensiones salariales, con lo cual, le dije: “no le dediques tiempo a pensar algo que ya tenes absolutamente resuelto, ni tampoco le des un rol tan preponderante que te esclavice y se vuelva en una herramienta de represión”. Un privilegio deja de ser privilegio cuando nos roba la libertad.

“Desde el primer momento, el dinero financia una forma muy significativa de represión: la de tener que permanecer callado. ‘Cállate, que te estoy pagando’, es la orden implícita que llega con tu primera nómina. (…) Que el dinero compra el silencio está tan claro que los empleados a los que se les exige que mantengan el secreto profesional en diversas áreas de actividad, como por ejemplo la medicina, el derecho o la política, reciben una recompensación mayor. (…) El principio de represión a veces resulta espectacularmente explícito. En una ocasión se envió a un equipo de investigadores a analizar por qué tantos funcionarios de cierto departamento gubernamental alemán causaban baja por depresión: el estudio concluyó que vivían atormentados psicológicamente por la diferencia tan enorme entre lo que se les permitía comunicar de manera oficial y lo que sabían que era cierto. (…) Hoy en la era del management totalitario y la cultura corporativa, la orden se ha vuelto más fácil de comprender: “Sonríe, que te estoy pagando. Ten un compromiso personal con todo lo que te pida que hagas, que te estoy pagando”. La idea desquiciada de que “el cliente siempre tiene razón” es otro de esos lemas o monedas neuróticas, que plantean exigencias psicológicas extremas a la persona que se somete a ellas”. (Fuente: Deneault, Alain. (2019). “Mediocracia. Cuando los mediocres toman el poder. III. La cultura y La civilización.)

ii. “Un buen trabajo” ya no es lo que era…

Quizás muchos aun consideran que un “buen trabajo” se trata de algo puramente “transaccional”: un buen salario a cambio de tu talento, te pagan muy bien por algo que haces muy bien. ¿Pero eso es realmente suficiente? Quizás o seguramente en algún momento del pasado fue suficiente, pero hoy en día … ya no parece serlo. (Claro que muchos podrían decir: “¡peor sería la situación que te paguen mal por algo que haces muy bien!”, como sucede, por ejemplo, con muchos médicos o maestros, y es una objeción importante, que la tratamos en un artículo, “¿Cuál es tu legado?”), al reflexionar sobre los planteos que hacía Michael Sandel, allá por abril del 2020 al inicio de la pandemia de Covid 19). Cuantos casos hay donde se hace un trabajo donde se requiere y se ejerce una habilidad y talento especial, y recibes un salario alto por lo que haces y aun así: “te falta algo”, y generalmente ese “algo” quiere decir que te falta “vida”, porque muchas veces se trata de ambientes “tóxicos” o simplemente “terroríficos” que te roban la vida.

Estos días leía sobre un caso muy pertinente a esto que hablamos, donde no hay duda de que encontraremos gente talentosa y salarios altos, y sin embargo, no es en absoluto un “buen trabajo”. A fines de septiembre, en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) fue destituido, Mauricio Claver-Corone, quien hasta entonces era su presidente. ¿La razón? “Mantener una relación amorosa no permitida con una empleada” (nada menos que su jefa de gabinete), a quien además le daba tratos preferenciales (le subió el sueldo varias veces para que no se vaya); Sin duda que hubiera sido mejor que la razón de destitución hubiera sido el haber creado un ambiente de trabajo terrorífico, tal cual se reflejan en los siguientes testimonios:

“Una organización donde los profesionales no pueden hacer su trabajo, no pueden decir la verdad y discrepar o presentar un punto de vista alternativo no es una organización dinámica, que crezca y se nutra” (…)

(se) instaló una cultura de miedo: «Nadie hablaba, las conversaciones tenían lugar fuera, no en el edificio. Así de ridículo era»,

(…) los colegas que siguen en el banco parecían estar «deprimidos, abatidos y desmoralizados».

“Si tienes un visado G-4 [el que se concede a funcionarios de organismos internacionales] y una familia que mantener y no tienes otro sitio al que ir…”. Testimonio de Therese Turner-Jones, de Bahamas. Salió del BID en abril de 2022 tras estar allí 15 años y tenía la categoría de gerente; Además contaba con una experiencia previa de 20 años en el Fondo Monetario Internacional (FMI).

“(…) durante su mandato «se desplegó dentro de la institución una cultura de represalias acerca de cualquier discrepancia o diferencia de opinión». Hubo represalias para la gente que publicaba una evaluación de un programa y el resultado era negativo “por las consecuencias y por las incomodidades que eso generaba a la administración Trump”. Testimonio de Carola Álvarez, de Argentina. Durante los últimos 15 años tuvo distintos cargos de responsabilidad en el BID.

(…) pone un ejemplo gráfico: ella tuiteó algunas de estas ideas sobre la necesidad de reformas y muchos compañeros de dentro del banco la llamaron o escribieron mensajes, pero nadie se atrevió a retuitearla o dar un simple “me gusta”. Testimonio de Verónica Zavala, de Perú. Salió del BID tras una larga carrera en la que ha ocupado diversos puestos como gerente. (Fuente: Jiménez, M. (9 de octubre de 2022). “Fin del “régimen del terror” en el BID”. El País. Economía)

Muchos aspirarían a trabajar en organismos internacionales, por sus salarios, prestigio, privilegios (como ese visado especial), impacto y magnitud de los proyectos; Seguramente estas mujeres son talentosas, o al menos, luego de ver su larga experiencia, deben tener conocimientos sobre cómo gestionar proyectos en este organismo, y aun así, con todos esos testimonios que comparten, ¿dirían que están en un “buen trabajo”?; Y sabemos que muchas de estas realidades también las encontramos en el sector privado, por eso le pedía a mi amiga que también reflexione ese aspecto: cuantos procesos, practicas o estilos de liderazgo matan la creatividad, la sensibilidad y el buen juicio de la gente, y empezamos a sentir miedo de hablar, actuar y tomar riesgos, se empieza a vivir sin voluntad propia, como anestesiados, como zombies (algo que también vimos en el artículo “zombificación laboral”). Creo que en cuanto se empieza a tener síntomas de “zombificación” hay que huir, no importa cuanto dinero te paguen, debes huir, debes cuidar tu vida.

iii. Redefiniendo lo que se entiende por “buen trabajo”

Durante el mes de septiembre, la revista Harvard Business Review, festejando sus 100 años, publicó una serie de ensayos relacionados a la gestión (ver “Improving the Practice of Management — Then and Now”), donde uno de ellos justamente trata de responder la pregunta sobre “¿Qué es un buen trabajo?”; El ensayo de Marcus Buckngham busca redefinir la respuesta a esta pregunta yendo más allá de un mero concepto transaccional (“eres bueno en lo que haces y te pagan de forma justa por eso”):

(…) Para muchos de nosotros, el trabajo puede ser un dominio, aunque ciertamente no el único, en el que expresamos nuestras fortalezas únicas y somos vistos por lo mejor de lo que somos. (…) Consideremos una definición nueva y más equilibrada que cubre los rasgos que se pueden medir de manera confiable mediante instrumentos de encuesta: un buen trabajo es aquel en el que

-te sientes visto por ser la mejor versión de ti mismo;

-sientes que tus colegas te respaldan;

-no te sientes discriminado por tu género, raza u orientación sexual;

-sientes que tu posición es segura;

-y tienes confianza en que obtendrá ayuda para navegar los cambios constantes en el mundo laboral.

Si deseas un trabajo que cumpla con estos criterios, asegúrese de formar parte de un equipo con un líder en el que confíe. La probabilidad de que busque activamente un nuevo trabajo aumenta drásticamente si informa que carece de un equipo y de confianza (…)” (Fuente: Buckingham, Marcus. (19 de septiembre de 2022). “What is a Good job?”. Harvard Business Review. The Big Idea Series: 100 Years of HBR)

Acá hablamos de un contexto de confianza, de apoyo, de respeto, de desafíos que me hacen crecer, de reconocimiento, te valoran, no hablamos del “qué”, sino del “cómo”, y tiene lógica, porque te puedo pagar mucho dinero, pero si no te doy seguridad, confianza, respeto, apoyo, si no te valoro, todo tu talento no verá el potencial y tu gran trabajo por el que te trajeron, pronto tendrá una fecha de caducidad.

Cuando estoy en una situación, donde un gerente o director me pregunta: “¿Qué hago con mi gente? ¿Cómo los ‘motivo’?” Yo suelo hacerle un planteo que al inicio suena extraño o contraintuitivo, pero luego lo van entendiendo, les digo: “la desmotivación o falta de motivación o como quieras llamarle que ves, NO es el problema, es solo un síntoma, hay algo más profundo que debes descubrirlo…observando y reflexionando”, y les muestro la imagen de abajo, donde fui recopilando expectativas (generalmente no cumplidas) que escuchaba de gente que se siente desmotivada o desenganchada o simplemente se van de sus trabajos; Y les digo, que si observan y reflexionan, seguramente muchos de los puntos listados ahí, van a aparecer como “causa raíz” de esos síntomas de “desmotivación” que ve en su gente.

Con este planteo busco cambiarle el foco: no se trata de “lo que hago con mi gente”, se trata de “lo que hago con mi gestión como líder”. La gran mayoría de las veces, si observamos y escuchamos a la gente que esta desmotivada o desenganchada de su trabajo, nos daremos cuenta que la razón no tiene que ver tanto con el “qué” hacen…sino con el “cómo” es gestionada y/o liderada por sus jefes/líderes. En esta redefinición de “buen trabajo”, juega un rol preponderante el rol de los líderes, el “cómo” gestionan los contextos y crean “seguridad psicológica”, para que la gente despliegue todo ese talento que fue el origen para haberlos traído al equipo u organización;

Cuando Marcus Buckingham dice que “un buen trabajo es aquel donde te sientes visto por ser la mejor versión de ti mismo”, (lo cual es algo muy poderoso: que alguien “te vea”), creo con esa idea engloba muchos de los puntos listados en ese compilado que hice, porque cuando “te veo” te hago parte, te doy oportunidades, te cuido, te impulso a tomar decisiones, te escucho, etc, etc, etc; En otras palabras, cuando “te veo” y creo las condiciones para que florezcas es la mejor señal de que estas en “un buen trabajo” 😊.

“Imagínese por un momento una jerarquía de capacidades relacionadas con el trabajo. En el fondo está la obediencia. Toda organización depende de empleados que sean capaces de seguir las reglas básicas de seguridad, disciplina financiera y atención al cliente. Lo siguiente es la diligencia. Una organización necesita empleados que estén dispuestos a trabajar duro y asumir la responsabilidad de los resultados. El tercer nivel es el conocimiento/habilidad. Para ser efectivos en sus trabajos, los miembros del equipo necesitan las habilidades necesarias. Si bien estas capacidades, la obediencia, la diligencia y el conocimiento son esenciales, rara vez crean mucho valor. Ganar en la economía creativa requiere más. Una organización necesita personas con iniciativa, espíritu de emprendedor, proactivo, que no esperen a que se les pida y que no estén sujetas a la descripción de su trabajo. Igualmente crítica es la creatividad, personas que sean capaces de replantear problemas y generar soluciones novedosas. Finalmente, en la cima, está la audacia, la voluntad de esforzarse y asumir riesgos por una causa loable”. (Fuente: Hamel, Gary y Zanini, Michele. (2018). “Humanocracy. Creating organizations as amazing as the people inside them”. Parte 1. The case for Humanocracy. Cap 1. “Fully Human”)

En mensajes como este que nos comparten Hamel y Zanini, nos dejan claro que un “buen trabajo” es un “ganar-ganar” para todos, no sólo para los empleados, sino también para todas aquellas organizaciones que buscan evolucionar, adaptarse, y tener un negocio sano, sustentable, competitivo y exitoso; Y repito lo que dije arriba, son los líderes los que deben crear contextos se seguridad psicológica para que la iniciativa, creatividad y audacia (estas capacidades que crean valor de acuerdo a Hamel y Zanini) cobren vida en su gente, si creen que es algo que viene “por default” en cuanto una persona talentosa te acepta una alta oferta salarial, estás tan equivocado como si pensaras que por el hecho de haber comprado una planta cuya flor te gustó, esa flor se va a mantener intacta por el solo hecho de haber comprado la planta y habértela llevado a casa y sin que hagas nada más para cuidarla: obvio que NO es así. De igual forma, la creatividad, iniciativa, audacia se generan y regeneran cuando encuentran un contexto propicio para así hacerlo, de lo contrario, cual flor: simplemente desaparecen.

Conclusión

Volviendo a mi amiga. Ese día que conversamos, llegó con una amplia sonrisa y con ese orgullo que sentimos cuando nuestro talento es valorado de forma tangible (como es el valor monetario), lo cual es algo fabuloso y claro que hay que sentir orgullo y disfrutarlo con una amplia sonrisa. Y sin duda a mí también me hizo feliz, más cuando se lo difícil que es para nosotras las mujeres ser “vistas” y valoradas. No obstante, quienes me buscan para conversar, como esta amiga, saben que no siempre les daré respuestas, pero siempre les dejaré preguntas y reflexiones que se lleven de tarea para la casa, y fue lo que pasó con ella, así que no se fue con sonrisas … pero si muy pensativa, y por lo que me expresó, también agradecida porque el puse en la mesa puntos que ella no estaba viendo.

Continuamente le enfatice que el dinero es un medio, no es el fin, ni siquiera el trabajo que elegimos hacer, es un fin, también es un medio. Lo que sucede es que muchas veces confundimos “fines” con “medios” porque simplemente ¡no sabemos a dónde queremos llegar!;

Y también insistí en que los privilegios de los que hoy goza los debería poner al servicio de buscar un desafío mayor que el solo negociar un mayor salario (al ya salario alto que hoy tiene). El dinero es importante, pero NO es lo MÁS importante. En la “sociedad de mercado” en la que hoy vivimos (lamentablemente la “economía de mercado” también se comió a la “sociedad”) mantener la libertad y la valentía para pensar en algo más que la “mercantilización” (de todo lo que vemos, hacemos, sentimos) es un acto revolucionario. Si consideramos que la pasión, el entusiasmo, el pensamiento crítico son “activos” que NO se vende: eso SI que es un acto revolucionario e inspirador. Porque vivir con pasión, entusiasmo, valentía, reflexionando y expresándonos, es algo que no tiene precio, es algo que no se puede monetizar, por más que quiera el mercado comprarlo, no se puede. Benjamin Zander (director de la Filarmónica de Boston) suele decir que cuando mira a su alrededor y ve “ojitos brillantes”, esa es la mejor señal de que SÍ está haciendo un buen trabajo. Los “ojitos brillantes” no se compran: se conquistan 😊

Al despedirnos, le compartí dos citas para que sume a sus reflexiones:

1. “No hay nada más débil que la mente del ser humano frente al dinero”… (Fuente: “Un cuento sobre Sodeok-dong II”. Episodio 8. Woo, una abogada extraordinaria. Netflix)

Cuando estamos frente a decisiones importantes de vida, necesitamos apoyarnos en nuestras fortalezas, y alejarnos de lo que pone en evidencia nuestras debilidades y hasta nuestra codicia (si sólo pensamos en el dinero, nunca será “suficiente” un buen salario, siempre vamos a querer más); Necesitamos traer a la reflexión todo aquello que despierte y mantenga nuestro espíritu crítico, la compasión (para cuidarnos y tomar decisiones que a largo plazo NO nos causen daño), curiosidad para explorar y la confianza y valentía para actuar.

2.¿Me preguntas por qué compro arroz y flores?

Compro arroz para vivir y flores para tener algo por lo que vivir”

Estas palabras atribuidas a Confucio, las conocí con la siguiente historia: hay un hombre pobre que pedía monedas para comer, otro hombre que pasaba por ahí, lo ve y le dan 2 monedas; Entonces el hombre pobre, va y compra con una de las monedas arroz, y con la otra moneda compra una rosa. El hombre que le había dado las monedas se queda sorprendido porque pensaba que con ambas monedas se compraría arroz, ya que decía que era para comer, y se lo dice: “si estas con hambre ¿por que compras arroz y rosa y no solo arroz?”, y la respuesta que recibe es la cita de arriba.

Creo que aplicar esa cita en los tiempos actuales significa no sólo preguntarse, ante una situación como la de amiga, ¿qué salario negociar? Sino también preguntarse: ¿cuál es el significado de mi trabajo? ¿cuál es mi contribución? ¿qué busco lograr? ¿cuál es mi impacto? ¿cuáles son las posibilidades del futuro? ¿cuáles son las habilidades que necesitaré desarrollar? ¿de qué proyectos quiere ser parte? ¿con quienes quiero trabajar? ¿me da vida o me quita vida lo que hago cada día? ¿me acerca a una vida de bienestar?

Finalmente, diversos análisis y estudios concluyen que cada 3 años, el 40% de nuestras habilidades quedan obsoletas, de ahí que los principales desafíos que todos enfrentamos sean: (i) Rediseñarnos continuamente a nivel laboral, (ii) Comprender lo que sucede a nuestro alrededor y (iii) Orientarnos en el laberinto de la vida. Creo que si podemos lidiar con estos desafíos y responder de forma satisfactoria las preguntas del párrafo anterior: es señal de que estamos en un “buen trabajo” 😊

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Veronica Vera

Creo que necesitamos rediseñar la forma como trabajamos para el bienestar de todos. https://www.linkedin.com/in/veronicavera/