Un “forma de pensar” necesaria

Veronica Vera
10 min readJan 5, 2021

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“Yo creo que si la gente entendiera cómo funciona la ciencia, lo estricta que es en su metodología, se daría cuenta de que no es infalible, pero sí que es mucho más confiable que otra manera de pensar” (Pere Estupinyà)

En un par de oportunidades (artículo, artículo y artículo) hablé de la importancia de incorporar una visión científica a todo lo que hacemos, principalmente en el trabajo; Y justamente en el último artículo publicado enumeraba una serie de prácticas que los anti-líderes implementan o deberían implementar para gestionar las crisis, y el trabajar más con un “enfoque científico” fue una de las prácticas listada, ahora me gustaría ampliar un poco más ese punto.

El video de abajo es un resumen de una entrevista que le hacen a un divulgador científico que me gusta mucho y lo sigo con frecuencia, Pere Estupinyà, la charla es muy interesante por la pasión y entusiasmo que te transmite, una vez lo vi en una conferencia en persona, y te inspira de tal forma que sales del auditorio no solo con la idea de que “sabes” más de ciencia sino también con “hambre” de seguir explorando y conocer más 😊. De este video me llamaron la atención un par de puntos que me dejaron pensando y preguntándome: ¿Qué pasaría si lo extrapolamos al día a día de cualquier trabajo? …

i) La ciencia es un método que se autocorrige con rapidez

“(…) la ciencia no es una disciplina, la ciencia es un método. Lo que define la ciencia es que no parte de certezas, sino que parte de hipótesis. Y entonces, va buscando datos para ver si esta hipótesis es más cierta o menos y va rectificando. Yo creo que es lo que podemos aprender de la ciencia, no partir de certezas y decir: ‘Seamos capaces de rectificar en función de lo que vayamos aprendiendo’. Yo sé que la duda te genera inquietud, que es mucho más cómodo tener certezas. Asumir que puedo estar equivocado, si bien a corto plazo te puede generar una inquietud, a medio plazo es lo mejor que puedes tener, porque, de nuevo, rectificar es de sabios. (…) La ciencia tiene sus imperfecciones, es humana, los científicos también son tozudos, también se equivocan, pero se autocorrigen mucho más. (…) Esto es muy valioso y lo hemos visto en la crisis de la COVID. Los científicos se han equivocado varias veces, pero se han autocorregido. La revista ‘Lancet’, la revista ‘New England Journal of Medicine’… Publicas artículos y de repente aparecen otros científicos y dicen: ‘Uy, ¿qué habéis publicado aquí? Esto está mal’, y en una semana está retirada. Asumido el error, rápido, rectificar. Eso es lo que te permite crear un conocimiento más confiable”. (Pere Estupinyà)

Me preguntaba: ¿Qué tal si nos acercamos ante cada problema o desafío con esa mente de científico, creando hipótesis en vez de juicios o sentencias que no admiten refutación?, ¿Qué tal si le perdemos el miedo al estar equivocado?; ¿Qué tal si nos reconciliamos con la idea de “rectificar” y de corregir continuamente?, ¿Qué tal si aceptamos que es la incertidumbre la que nos da libertad?

“Hay una anécdota que yo creo que explica bastante bien cuál es este método científico. Hace unos meses murieron del orden de 300 elefantes de una manera misteriosa. Claro, se encuentran 300 elefantes muertos y aparecen hipótesis. Y uno dice: ‘No, esto es un envenenamiento’, o: ‘No, esto es una enfermedad, algún virus que se ha ido extendiendo’. Otros dicen: ‘No, esto puede ser caza furtiva’, o: ‘Esto, bueno, será algo de una ola de calor o algo meteorológico’. Claro, estas son hipótesis. Lo que hace el científico no es defender a capa y espada su hipótesis, lo que hace es hacer experimentos y analizar el agua de los ríos y analizar los cráneos, los cerebros de los elefantes, analizar la fisiología. Y entonces lo bonito es que cuando encuentres la respuesta, en ese caso fueron unas bacterias que había en el agua, se termina la discusión. Y los científicos que defendían la hipótesis de la caza furtiva o del evento meteorológico dijeron: ‘Ah, no, vale, pues nos habíamos equivocado’.” (Pere Estupinyà)

¡Qué mágico sería que tengamos la humildad para reconocer cuando nuestras ideas no funcionan como lo hacen los científicos! Porque lo más común es entrar en una competencia para vender nuestra idea y que se implemente…solucione o no el problema o desafío en cuestión (eso no siempre se tiene en cuenta, lamentablemente); Y para empeorar nuestras “prácticas”: no sólo nos casamos con nuestras ideas, sino que si son las equivocadas nos llevan años reconocerlo, o quizás nunca lo reconocemos, porque priorizamos cuidar nuestra reputación y porque “huimos” despavoridos de todo lo que tenga que ver con el “fracaso” (de eso hablamos en extenso en este artículo).

ii) La curiosidad por lo que NO se sabe

“(…) la curiosidad para el científico es la herramienta de trabajo, el científico, por definición, investiga en algo que no se conoce. Si no, no investigaría. A cualquier científico que financian cuando presenta un proyecto, es para investigar algo que no tiene respuesta. En este sentido la curiosidad es el gran motor”. (Pere Estupinyà)

¡Que diferencia con lo que pasa en la mayoría de las organizaciones! La realidad que se repite es que cuando tenemos alguna dificultad o desafío o problema, no pensamos en traer a alguien que “no sabe” o que “no tiene respuestas”; No, eso nos parece una locura, la “lógica” dice que debemos salir y buscar a los expertos que SÍ tienen la respuesta y que la implementen (de forma inmediata) ¡y sean exitoso! … ¿y si cambiamos esa lógica?, ¿y si empezamos a sumar gente que tenga esa mentalidad de salir, observar y escuchar y encontrar el problema y crear hipótesis y luego hacer experimentos?; Después de todo, si nos sinceramos, veremos que las soluciones siempre vienen de la gente… de esas personas que nadie escucha (¿quizás porque están muy “abajo” en la jerarquía del organigrama?), y los verdaderos “expertos” son los que simplemente escuchan y facilitan conversaciones para que emerja y se haga visible la solución de la gente; Claro, esto toma tiempo, pero ¿y si empezamos a dejar de lado la mentalidad cortoplacista? mentalidad más propia de los políticos corruptos del presente que de líderes comprometidos con el bienestar de su gente.

“Es más enriquecedor para un científico no saber que saber. Y esto yo creo que si lo intentamos aplicar en nuestra vida cotidiana, es muy reconfortante hablar de lo que ya sabemos y defender nuestras posturas y estar en una mesa discutiendo, a ver quién tiene razón… Lo hacemos, pero esa sensación de escuchar y decir: “Guau, he aprendido algo nuevo. Esta persona me está contando algo que no sabía”. (Pere Estupinyà)

Creo que hemos dejado de escucharnos “con la mirada”, ¿que tal si tratamos de recuperar ese tipo de escucha?, ¿qué tal si medimos el “valor” de las reuniones no por las decisiones que se toman, sino por las preguntas que nos llevamos, por las “observaciones nuevas” que hacemos y por todo aquello que NO sabíamos y que ahora aprendimos? Sería sumamente disruptivo y enriquecedor, salir de una reunión y decir: “estuvo ¡muy buena!, hubo muchas cosas que no sabía: tengo trabajo por delante” y acompañar ese pensamiento de una sonrisa y no del sentido de frustración que muchos sienten cada vez que son “interrogados” y no tienen la respuesta correcta; ¿y sí revalorizamos y nos reconciliamos con el “no sé”? Porque ahí está el origen de la creación de cualquier nuevo conocimiento. (en este artículo hablamos un poco de la “magia del no sé”)

iii) Encontrar lo que NO encaja

Vera Rubin era una astrónoma, que fue la que en los años setenta observó algo que era extraño. A los científicos les encanta encontrar algo que no encaje, porque dicen: “Oye, si esto no encaja con la teoría es que aquí hay algo que no conocemos”. Ella, en concreto, lo que observó es que las galaxias, las estrellas del exterior de las galaxias, giraban a la misma velocidad que las del centro, cuando la teoría lo que predecía es que en una galaxia las estrellas del centro deberían girar más rápido, porque hay más masa acumulada en el centro, que las exteriores. Y ella lo hizo con Andrómeda. Pero vio que esto era extraño y dijo: “Igual Andrómeda es extraña por alguna razón”, y lo midió con otras galaxias y siempre ocurría lo mismo. Dice: “A ver si me equivoco”. Y no, y era eso. Y la conclusión que sacó es que había materia oscura. Es que había alguna, había más materia de la que veíamos. Ya en los años treinta un científico postuló que podía haber materia oscura, pero ella tuvo la primera evidencia, Vera Rubin”. (Pere Estupinyà)

Este punto me pareció que sería extraordinario el poder extrapolarlo, porque en la cotidianeidad si vemos a un colega o compañero que se enfoca o descubre u observa “lo que no encaja”, lo que no está funcionando, no se lo mira con buenos ojos… lo que “no encaja” es sinónimo de “problemas”, y en general se huye de los problemas…nadie le da la bienvenida, a pesar de que ahí está el origen de la creatividad (tal cual lo vimos en este artículo). Y acá hay un desafío interesante con los “nuevos”, aquellas personas que recién llegan a un grupo o a una área o una compañía, porque tienen una “mirada fresca”, no contaminada, y suelen tener observaciones muy atinadas sobre lo que está fallando o no funciona bien, y por ende, también suelen aportar ideas con otras perspectivas, yo suelo llamarle la “magia del ignorante” 😊 (porque “ignoran” todos los vicios ocultos de la organización e “ignoran” todo lo que “no se puede hacer); Pero sucede que no siempre se aprecia lo suficiente estas miradas o ideas frescas, o lo que es peor: se busca eliminar todo eso “nuevo” que se ve como “amenaza”… con lo cual la persona nueva tan entusiasta rápidamente se convierte en un “autómata” más del equipo. (ver “Prácticas para impulsar la seguridad psicológica”).

iv) Valentía intelectual

“(…) a mí me encantaría entrevistar a Einstein. Hace un tiempo leí su biografía, me interesó mucho la parte, no solo de entender la teoría de la relatividad, la general y la restringida, sino lo revolucionario que fue el pensar de una manera diferente. El darse cuenta de que, oye, si el electromagnetismo de Maxwell y la física de Newton hay momentos que no encajan, una de las dos debe estar mal. Claro, en ese momento decir que o Maxwell o Newton estaban equivocados era ser muy valiente intelectualmente”. (Pere Estupinyà)

En otras oportunidades ya hablamos de la “valentía” que se necesita hoy en día para gestionar las crisis, los cambios, para trabajar y en general ¡para vivir!(artículo, artículo y artículo), no obstante acá lo que me pareció interesante es el ejemplo de Einstein, ¿por qué? porque él desafió un “status quo” de 200 años, la física newtoniana llevaba, nada mas ni nada menos que 200 años de vigencia, cuando él, con todo su trabajo, la puso en cuestionamiento; Entonces me pregunté: ¿por qué a nosotros, viviendo en pleno siglo XXI, nos cuesta desafiar y cuestionar ideas nacidas ayer, o hace un año, o hace sólo un par de años?, ¿por qué nos cuesta tanto desafiar “status-quo” que no tienen el peso de una edad de 200 años?, o aún más: ¡¿por qué nos cuesta desafiar a jefes o colegas que no tienen la “autoridad intelectual” de un Newton?! 😊; Hoy la velocidad de los cambios es infinitamente superior al que se vivía en la época de Einstein, lo que significa que las ideas, soluciones, o planteos también pierden vigencia con mayor rapidez, entonces ¿por qué tratamos a todo lo “establecido” como inmutable? Coco Chanel lo tuvo muy claro cuando dijo: “El acto más valeroso sigue siendo pensar por uno mismo. En voz alta

v) Pensar como un extraterrestre

“(…) ¿por qué trabajamos 8 horas al día? ¿Tú sabes por qué trabajamos 8 horas al día? Bueno, es un convencionalismo. En algún momento, hace quizás más de 100 años, tenía lógica o tuvo lógica por alguna razón trabajar 8 horas al día, y eso es lo que se quedó. Si llegara un extraterrestre, imagínate un ser que viene de otro planeta, que es muy inteligente, puede analizarnos, y nos empieza a preguntar por qué las cosas son de cierta manera, y nos dice: “Oye, ¿por qué trabajáis 8 horas al día?”. No tendríamos una respuesta muy clara. Entonces, podría llegar a decir: “Bueno, pues quizás se podría pensar en organizar el tiempo de una manera diferente, o más adecuada a las necesidades”, y dirás: “Ostras, es que ahora cambiar el sistema es muy complicado”. Lo decimos, pero no es tan fácil, lo de pensar “fuera de la caja”. Es un esfuerzo que tenemos que hacer de ser un poco extraterrestres. Pero bueno, si te fijas, a nivel de empresa o a nivel de nuestras vidas, estas resistencias, estas maneras de trabajar heredadas del pasado, son lo que dificulta la creatividad. Yo creo que el pensar como un extraterrestre te hace ser más creativo. (…) creo que es un esfuerzo que podemos hacer en algún momento, imaginemos que seamos extraterrestres y pongámonos a dudar de algunas cosas que damos por sentadas”. (Pere Estupinyà)

Hace un tiempo, en este artículo, hablábamos de lo importante que es cuestionar “practicas” y los “supuestos” que sostienen esas prácticas, en otras palabras: ser un poco como un “extraterrestre” 😊; Lamentablemente, en este punto se repite algo que ya hablamos arriba, en el punto 3: no siempre se dá la “bienvenida” a los cuestionamientos de origen “extraterrestre”, si comienzas a cuestionar mucho y no aceptar las “respuestas” institucionales, en tus evaluaciones de desempeño te dirán que “no te adaptaste bien a la compañía”. Entonces me quedo pensando: si muchas organizaciones están en procesos de cambios ¿por qué buscan candidatos que se adapten a su cultura? (a esa cultura actual ¡que justamente buscan cambiar!)¿no sería más lógico buscar gente diferente a su cultura y que haga este tipo de cuestionamientos extraterrestres?.

Ps 1. La entrevista completa a Pere Estupinyà la pueden ver en este link

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Veronica Vera

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